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¿No ha temido por su integridad al incordiar a tantos cargos?
Se han producido momentos de tensión, pero yo no tengo interés en que me partan la cara. Sí encuentro mucha hostilidad.

La sección es denuncia pura. ¿Considera que su trabajo es un servicio público?
Lo de servicio público corresponde más al Estado y a TVE. No tenemos tanta capacidad. Sí es una sección de denuncia dentro de un programa que tiene ingredientes de espectáculo. La diferencia de ¡Proteste ya! con lo que se ha hecho hasta ahora en televisión es que vamos a ver al malo de la película -un alcalde, un consejero-, y buscamos la promesa y la capacidad de arreglo. Ha habido temas en los que hemos coincidido con España directo, pero la diferencia es que nosotros tenemos que conseguir llegar al personaje responsable del conflicto. La parte más divertida es ver como determinados cargos pasan la vergüenza de reconocer el error.

Parece que son muchos los pueblos y barrios de España donde hay chapuzas, a juzgar por lo que se ve en el programa...
Las chapuzas son consecuencia de la corrupción, dejadez, pasotismo, despotismo y abuso de poder. Los políticos se olvidan de cual es su rol y pasa en todos los partidos. Otra característica del político de este país es su inclinación a echarle la culpa a otro.

De manera que la chapuza y la dejadez son muy españolas.
No sé si tanto porque en el sur de Italia hay ciudades como Nápoles que dan pena. Debe ser un rasgo latino; los pueblos de Alemania son otra cosa. Pero las causas por la que se producen muchos problemas son muy españolas. La campaña electoral de las recientes elecciones nos benefició mucho porque los alcaldes se preocupaban por cumplir algunas promesas. Y es que los alcaldes gobiernan el último año de cara a la galería. Llegas a pueblos con las carreteras más asfaltadas que nunca. La gente se conforma con ese lavado de cara -porque otros problemas más importantes siguen sin solucionarse- y siguen votando a los mismos. Por eso creo que tenemos lo que nos merecemos.

¿Los españoles ejercen no ejercen mucho la protesta?
Muy poco ante las instituciones. Si se cerraran los bares sí que se protestaría. Al final nos conformamos con cuestiones más banales. Me encuentro en muchos pueblos con gente mayor que dice que ahora estamos mejor, que se come. No tienen mucha perspectiva y hay cierto conformismo a la hora de decir que lo que te pasa a ti ocurre en otros lados. No estamos acostumbrados a exigir al poder.

A lo mejor es que somos todavía una democracia joven.
Sí y se nota tanto en los que tienen el poder como en los ciudadanos, sobre todo en poblaciones envejecidas donde sólo hay un par de jóvenes que ejercen la protesta y que, además, están crucificados. Por otra parte, hay muchos poderosos que tienen una perspectiva del poder más propio de hace unos años. Ese alcalde mandamás que tiene poder en todo existe, no vayamos a negarlo. Y a otro nivel, en el ámbito regional, consejeros y presidentes de Comunidades Autónomas lo pasan muy mal con nosotros porque no están acostumbrados a que les tosan los medios de comunicación.

Debe ser un trabajo duro estar toda la semana recorriendo la geografía del país.
Sí, pero muy agradecido. Los meses de invierno ni comemos porque tenemos que aprovechar el día para rodar con luz. También es duro seguir a algunos personajes por mil sitios. En sólo una semana fuimos recientemente de Aranda del Duero a León y Jaén pasando por Madrid.

Vivió de cerca una catástrofe en su tierra, la del Prestige. ¿Que conclusión sacó?
Es el resumen de lo que venimos hablando. A la gente se le cayó con dinero. Telecinco hizo una gran cobertura. Y luego dejaron de hablar del tema en otros medios. Yo trabajaba en RNE y recuerdo que en Capitanía Marítima me confirmaron que había una mancha; a la semana siguiente se prohibió desde Madrid a ese departamento mantener contactos con medios de comunicación. En este caso gobernaba el PP pero también se han producido fallos en Galicia con los incendios gobernando el PSOE.