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Tras la intensa tortura a la que le ha estado sometiendo Pizarro en los últimos días, a Diego le quedan muy pocas energías. No obstante, saca fuerzas de flaqueza y logra llegar al campamento de los gitanos, que le curan las heridas y prometen ayudarle a evitar que Esmeralda se case por la iglesia con Ricardo.
Montero, por su parte, se muestra entusiasmado. “Al fin, todos mis planes se están cumpliendo”, se dice. Pero, desafortunadamente, el destino vuelve a darle la espalda cuando Pizarro le comunica que De la Vega ha huido. Sin perder tiempo y seguro de que su rival irá a rescatar a su amada, el capitán ordena bloquear todas las salidas de la ciudad para cerrarle el paso.
Esmeralda se entera de la fuga de Diego al día siguiente, justo cuando se dirige hacia el lugar donde contraerá matrimonio con Montero. Abrumada y confusa por la noticia, la joven duda por un momento del paso que está a punto de dar, pero Fernando impide que su hija cambie de idea y le ordena que vaya directa al altar.
Mientras, un asesino contratado por Pizarro, llega a la hacienda De la Vega para a acabar con la vida de Alejandro, que aún está convaleciente. Por fortuna, Guadalupe sorprende al delincuente antes de que cometa el crimen.
Al ver peligrar la vida de su padrino, la india atrapa al asesino y le tortura hasta que confiesa que el capitán Montero ha sido quien le ha enviado hasta allí.

La confesión de Sor Suplicios
Desesperado por rescatar a Esmeralda y disfrazado con un hábito de monje, Diego consigue burlar la vigilancia de los guardias y entra en la catedral. “Yo, Diego De la Vega, me opongo a que se celebre esta ceremonia. Con todo respeto, me la tengo que llevar. Esmeralda, vamos”, grita ante la mirada atónita de los presentes.
Antes de que nadie reaccione, la pareja se dirige a la salida del templo donde les esperan dos caballos que los gitanos les han dejado para huir. Él irá a hablar con su padre, mientras su amada permanece segura en la cueva de ‘El Zorro’.
En ese momento, Bernardo, disfrazado como el misterioso personaje del antifaz, aparece en la plaza de la iglesia para demostrar que Diego no es el justiciero enmascarado, tal y como Montero ha hecho creer a todos.
Mientras, en el convento, sor Suplicios comparte con la novicia María Pía el secreto que la atormenta desde hace años: “No fue mi hermano el que abusaba de mí... ¡fue mi padrastro! Yo le provoqué y dejé que pasara todo”.
Furioso por la humillación recibida, Ricardo se dirige a casa de la familia De la Vega con objeto de acusar a Diego de secuestro. Pero, de nuevo, éste logra ocultarse evitando que su rival le detenga.
Paralelamente, en la cueva de ‘El Zorro’, Esmeralda empieza a pensar en las represalias que tomará su marido contra Diego y llega a la conclusión de que su relación con el joven es imposible. “Me duele decirte esto sin mirarte a los ojos. Creo que Montero es capaz de todo y no quiero que por mi culpa haya una tragedia. Voy a volver con él para que os deje en paz. Te llevaré siempre en mi corazón. Te amo”, escribe en una carta que deja a Bernardo, rogándole que se la dé a su amado.
Inmediatamente después, la hija del gobernador vuelve con Ricardo. Eso sí, imponiendo una condición innegociable: “Seguiré siendo tu esposa, a cambio de que dejes en paz a Diego y a su padre”. A regañadientes, el capitán acaba por aceptar el trato y publica un edicto en el que pide disculpas a la familia De la Vega por todos los daños que le ha causado.
Tras haber leído la carta de Esmeralda, Diego va a buscarla para pedirle una explicación, pero lo que escucha le parte el corazón. “He decidido quedarme con Montero; olvídame para siempre”, le dice la muchacha con un hilo de voz.
Horas después, Ricardo se llevará una sorpresa cuando sepa que Carmen Santillana de la Roquet, representante del rey y tía de su ex novia Josefina, está en la ciudad.
Destrozado por la decisión de Esmeralda, Diego ahoga sus penas en una taberna ante la mirada atenta de Mariángel que, con la ayuda de Catalina, ha aprovechado el momento para acercarse a él.
Ajena a los planes de su hermana, Esmeralda sale a dar un paseo y, por casualidad, se encuentra con Azucena, quien le desvela que Sara Kali ha sido trasladada de nuevo a prisión del Callao.

La boda de Montero es anulada
En la hacienda de la familia De la Vega, la marquesa de Santillana les asegura a Almudena y a Alejandro que obligará a Montero a separarse de Esmeralda: “Tengo el poder para hacerlo. Además, sé que se ha quedado con mucho dinero de la Corona y si no me hace caso, irá a la cárcel”.
Sin embargo, aunque Almudena está feliz ante la noticia, Esmeralda no podrá volver a los brazos de Diego; Mariángel ya ha conseguido que el galán se vea en la obligación de contraer nupcias con ella.
Después de que la representante del rey mueva algunos hilos y obligado por las circunstancias, Montero habla con el juez para ultimar los detalles de la anulación de su matrimonio. Dolores y la marquesa, llenas de satisfacción, disfrutan del momento.
En el convento, Agapito se siente incapaz de curar a sor Suplicios, que sigue teniendo visiones en las que se le aparece el diablo. Impotente ante tan extraño caso, el médico propone llamar a la hechicera ‘Gran Pluma de Águila’.
Al enterarse del compromiso entre Diego y Mariángel, Esmeralda reprocha a su hermana su descaro y ambas acaban enzarzándose en una acalorada discusión. Alertada por los gritos, Almudena acude a la habitación para poner paz.
Seguidamente, Esmeralda se las ingenia para quedarse a solas con su tía y compartir con ella su secreto mejor guardado. “¡Estoy esperando un hijo de Diego!”, confiesa. Feliz por la noticia, la mujer decide llevar a su sobrina ante Agapito, que, una vez más, recurre a la ayuda de‘Gran Pluma de Águila’.
Poco después, la hija de Fernando llega al poblado de la curandera y no tarda en ver confirmadas sus sospechas. “Nacerá un niño”, dice la mujer después de poner sus manos sobre el vientre de la joven.

Fernando rapta a María Pía
Sánchez de Moncada secuestra a la novicia para convencerla de que no tome los hábitos. “No volveré a ser tuya. Voy a consagrar mi vida a Dios y a los necesitados”, afirma María Pía. Al no obtener la respuesta deseada, Fernando ordena quemar las casas de los pobres y expulsarlos de la ciudad.

Alejandro, condecorado
Para desgracia de Ricardo, la marquesa Carmen Santillana de la Roquet se presenta en casa de la familia De la Vega para condecorar al cabeza de familia. “El rey me envía para entregarte la Estrella de Oro de la Orden de los Caballeros”, comunica Alejandro, que la observa embargado por la emoción.

Jonás recibe la cabeza de Miguel
Los soldados de Montero sorprenden a Miguel, Jonás y Renzo entregándole a la rata Lucrecia una carta para Sara Kali. El patriarca y su hijo huyen, pero Miguel es retenido y, tras una intensa tortura, decapitado por orden de Ricardo. Acto seguido, el capitán envía la cabeza al poblado dentro de un saco, que Jonás se encargará de abrir.

Mariángel,comprometida con Diego
Con la ayuda de su amiga Catalina, Mariángel emborracha a Diego y lo lleva hasta su cama, donde después les encuentran Fernando y Almudena. El gobernador pone el grito en el cielo y obliga al galán a casarse con su hija. Aunque intuye que no ha pasado nada entre ellos, De la Vega se ve obligado a comprometerse con la mujer que no ama.